Un delirio febril embargaba mi mente; me siento como encendido por un fuego extraño y superior, ERA EL DIOS DE COLOMBIA QUE ME POSEÍA.
De repente se me presenta el tiempo. Bajo el semblante venerable de un viejo cargado con los despojos de las edades; ceñudo, inclinado, calvo, rizada la tez, una hoz en la mano ...
"Yo soy el padre de los siglos; soy el arcano de la fama y del secreto; mi madre fue la eternidad; los limites de mi imperio los señala el infinito; no hay sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la muerte; miro lo pasado; miro lo futuro, y por mi mano pasa lo presente. ¿ Por qué te envaneces niño o viejo, hombre o héroe ? ¿ Creéis que es algo vuestro universo ? ¿ que levantaros sobre un átomo de la creación es elevaros ? ¿ Pensáis que los instantes que llamáis siglos pueden servir de medida a mis arcanos ? ¿ Imagináis que habéis visto la santa verdad ? ¿ Suponéis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos ? Todo es menos que un punto a la presencia de lo infinito que es mi hermano".
Sobrecogido de un terror sagrado, ¿ como ¡ oh tiempo ! respondí, no ha de desvanecerse el mísero mortal que ha subido tan alto ? He pasado a todos los hombres en fortuna porque me he elevado sobre la cabeza de todos . Yo domino la tierra con mis plantas; llego al eterno con mis manos; siento las presiones infernales bullir bajo mis pasos; estoy mirando junto a mí rutilantes astros, los soles infinitos; mido sin asombro el espacio que encierra la materia; y en tu rostro leo la historia de lo pasado y los pensamientos del destino. Observa, me digo: aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos de los semejantes el cuadro del universo físico, del universo moral; no escondas los secretos que el cielo te ha revelado; di la verdad a los hombres ... la fantasma desapareció.
Absorto, yerto, por decirlo así, quedé exámine largo tiempo, tendido sobre aquel inmenso diamante que me servía de lecho En fin, la tremenda voz la tremenda voz de Colombia me grita: resucito, me incorporo, abro con mis propias manos mis pesados párpados; vuelvo a ser hombre y escribo - DELIRIO -
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