miércoles, 17 de junio de 2009

La Firma Revela Nuestra Personalidad



Los rasgos de la escritura reflejan de manera inconsciente nuestra personalidad y nuestros procesos mentales. De ahí que aprender a interpretarla sea una herramienta de autoconocimiento verdaderamente útil. En esta sección intentaremos enseñarle a hacerlo de la manera más sencilla posible. Ojalá lo consigamos.

Con esta entrega cerramos esta sección de Grafología tras casi dos años. Y lo vamos a hacer dando algunos datos fundamentales sobre lo que sugieren la FIRMA y la RÚBRICA de las personas.

LA FIRMA
La firma expresa nuestro "yo" más íntimo, cómo nos vemos, cuál es la imagen que tenemos de nosotros mismos. Pero también refleja la forma en que nos proyectamos al exterior. Es pues importante saber lo que una firma indica ya que ello nos permitirá conocernos mejor y conocer a los demás.
Bien, el primer aspecto que debemos considerar son las posibles IGUALDADES O DIFERENCIAS entre el cuerpo de escritura y la firma.
Cuando las características grafognómicas son iguales a las del texto estamos ante una persona con una buena integración entre cómo es y cómo se manifiesta; podemos confiar en ella porque no debemos esperar que tenga dobleces. Son personas que se muestran como son.
Si por el contrario encontramos diferencias significativas entre la firma y el texto también existirán diferencias entre cómo es y cómo se muestra el autor del escrito.
En ocasiones encontramos un TEXTO DE ESCRITURA MUY CLARA cuya FIRMA ES TOTALMENTE ILEGIBLE... Pues bien, ante personas con ese contraste debemos desconfiar ya que la ocultación de intenciones es habitual; y lo peor es que la imagen que da es totalmente la contraria.
A veces aparecen también rasgos de gran sociabilidad y extroversión en el texto (como letra inclinada y óvalos abiertos) y, sin embargo, aparecen óvalos cerrados y letra invertida en la firma. En tales casos estamos ante una persona aparentemente sociable y extrovertida pero que guarda celosamente sus opiniones personales y sus temas más íntimos; la típica persona que habla con todo el mundo en una fiesta pero sin decir nada de sí misma.
Un caso especialmente significativo se da cuando las LÍNEAS DEL TEXTO SON ASCENDENTES PERO LA FIRMA ES DESCENDENTE. Suele tratarse de alguien que lo está pasando realmente mal, que se está hundiendo pero trata de dar una imagen de alegría y optimismo.



Respecto al TAMAÑO de la escritura en la firma lo normal es que sea igual que la del texto. En el caso de que LA FIRMA SEA DE MENOR TAMAÑO existe una clara falta de autoestima, algún complejo de inferioridad, falta de seguridad en sí mismo. En caso contrario, si LA FIRMA ES DE MAYOR TAMAÑO QUE EL TEXTO estamos frente a una persona que tiene una imagen muy positiva de sí misma, demasiado positiva, que cae en el envanecimiento.
A veces, si el tamaño de la firma es EXAGERADAMENTE GRANDE respecto al texto puede tratarse de un mecanismo de superación de un complejo de inferioridad. Todos conocemos al típico señor feo y bajito que se esfuerza de tal forma por superarse que termina siendo un triunfador y que, en ocasiones, pasa de escribir con una firma llena de complejos a tener una firma exageradamente grande. De hecho, muchas vanidades esconden realmente fuertes complejos.
¿Y cómo es la FIRMA IDEAL? Pues la que denota equilibrio y sencillez: CLARA, SENCILLA, LEGIBLE Y DE LAS MISMAS CARACTERÍSTICAS DEL TEXTO.
Por cierto, que es corriente entre los grafólogos comentar el hecho de que ciertos personajes mundialmente conocidos tienen algo así como una firma de diseño, es decir, una firma creada por grafólogos para cuidar al máximo su imagen. ¿Y cómo se detecta eso? Pues es sencillo: cuando uno encuentra a alguien cuyas características psicológicas no coinciden en absoluto con su firma es evidente que esa no es su firma, no la escribe: la dibuja como sus asesores le han enseñado.
Cabe decir, finalmente, que si nuestra firma no está equilibrada podemos tratar de modificarla para lograr una lo más positiva, clara y sencilla posible. Porque hacerlo así -no con el ánimo de aparentar lo que no somos- nos llevará inconscientemente a conseguir madurez psicológica y equilibrio personal ya que el cerebro terminará por asimilar los movimientos de la mano.



LA SITUACIÓN DE LA FIRMA EN EL TEXTO
Una firma ALEJADA o MUY ALEJADA del texto nos habla de respeto, introversión, distanciamiento. Por el contrario, una FIRMA CERCANA AL TEXTO refleja facilidad para el trato social, amabilidad, extroversión.
En el caso de que la firma esté casi ROZANDO AL TEXTO puede existir un exceso de cordialidad, de extroversión, hasta de falta de tacto en ocasiones.
SITUAR LA FIRMA EN EL CENTRO DE LA PÁGINA es un claro rasgo de equilibrio, de autocontrol. Si, en cambio, la FIRMA APARECE A LA IZQUIERDA de la página refleja introversión; y si está EN EL LADO DERECHO indica extroversión, seguridad, sociabilidad.
En el caso de que la firma se sitúe MUY A LA DERECHA de la página podemos encontrar casos de personas agresivas y demasiado apasionadas y precipitadas.

LA RÚBRICA
Veamos a continuación algunos datos básicos sobre la RÚBRICA. Al igual que en el caso de las firmas, si perseguimos lo más positivo estaremos en la línea de la sencillez: cuanto menos rúbrica, mejor. Ello denota una personalidad más positiva, madura y equilibrada.
Pero comentemos algunos casos que son interesantes a la hora de identificar algunos rasgos psicológicos.



Un tipo de rúbrica que suele llamar la atención es aquella que aparece en sentido vertical, ASCENDENTE. Suele acompañar a una persona luchadora, emprendedora, ambiciosa... Pero ¡cuidado!: si la firma y rúbrica es muy VERTICAL y, sobre todo, si es ILEGIBLE esa ambición no irá por la vía del trabajo y el esfuerzo personal sólo sino que incluirá los métodos que sean necesarios (todos) para alcanzar los fines propuestos.
Algunas rúbricas llaman también la atención por lo CURVO de sus trazos; en cambio, otras son predominantemente ANGULOSAS. En el primer caso estamos ante una persona de naturaleza extrovertida, sociable, de trato suave y dulce mientras en el segundo predomina una forma de trato más escueto, con mayor tendencia a la introversión.
Suelen ser igualmente llamativas las rúbricas a las que acompaña UN PUNTO FINAL. Son típicas de personas meticulosas que buscan la perfección y repasan si es necesario sus trabajos. Si lo que buscamos es exactitud, precisión y responsabilidad esa es la persona ideal.



Cuando la rúbrica aparece CORTADA POR DOS PEQUEÑAS RAYAS estamos ante la típica persona teatral que derrama emoción en lo que pasa, en lo que nos cuenta, la clásica persona que nos explica que ha pinchado una rueda de forma tan afectada y florida, con tal lujo de detalles, que bien podría hacer de lo que es una simple anécdota todo un guión de cine.
¿Y las personas que DIBUJAN LA RÚBRICA ANTES DE FIRMAR? Pues suelen ser personas con grandes dotes de planificación, individuos que antes de hacer un trabajo lo organizan y planean de forma minuciosa calculando las posibilidades reales, los efectos de sus acciones. Personas muy prudentes.
¿Y cuando LA FIRMA QUEDA LITERALMENTE TACHADA POR LA RÚBRICA? Pues en tales casos hay que prestar atención porque se trata de personas con falta de autoestima, que no se quieren en absoluto, pudiendo llegar a tendencias autoagresivas.
¿Y qué pasa, por último, SI LA RÚBRICA ES INEXISTENTE? Pues, sencillamente, que hay que felicitar a esa persona porque tiene un nivel de madurez y seguridad en sí misma digno de elogio.



EL ANÁLISIS GRAFOLÓGICO
Terminado este curso escrito hay que recordar -como lección final- que al hacer el análisis grafológico de una persona se deben tener en cuenta todos los resultados parciales aparecidos al analizar cada detalle comentado y dar mayor peso a los que aparezcan de forma dominante, a los que más se repitan.
En el seno de la Grafología hay diversas escuelas, diferentes tendencias y, además, cada profesional tiene sus pequeños "trucos" a la hora de hacer un estudio. Y si bien un informe profesional debe -lógicamente- hacerlo un grafólogo, el lector puede aprovechar lo aquí enseñado para tener una aproximación de su propia personalidad y de la de cualquier otra persona. En este segundo caso, esto es lo que debe hacer: pida a la persona a la que quiere analizar que escriba una carta a mano -como medio folio- y la firme. Deberá hacerlo en un papel en blanco, con un bolígrafo corriente y con una hoja más debajo para apoyar (es necesario para valorar bien la presión). Y recuerde que los apuntes de clase o las notas tomadas sobre una rodilla mientras se habla por teléfono, por ejemplo, no sirven para esto.
A continuación observe el aspecto global -tal como se explicó en su día- ya que le dará una primera información (positiva o negativa). Y luego analice las características grafognómicas explicadas (tamaño, forma, etc.) anotando cada una con su equivalencia grafotécnica (es decir, los rasgos psicológicos correspondientes). Observará entonces cómo algunos se van repitiendo. Pues bien, al final, los que más aparezcan en los resultados parciales se pasarán al informe como rasgos básicos de la personalidad (a veces se obtendrá algún rasgo opuesto a los dominantes pero eso es normal: nadie está totalmente seguro de sí mismo, ni es totalmente tímido. Es una cuestión de gradación). Y, por supuesto, es importante, además de estudiar el texto, analizar la firma y la rúbrica.
Obtendrá así un marco global del perfil psicológico de la persona a la que quiere conocer.
Termino despidiéndome del lector asegurándole que ha sido un placer y un honor haber compartido tanto tiempo un tema tan apasionante como el de la Grafología, en el que CUANTO MÁS SE BUCEA MÁS SE QUIERE BUCEAR.


Mª Jesús Escudero Villanueva
Grafóloga y perito calígrafo
http://www.dsalud.com/grafologia_numero29.htm

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